Ecología alimenticia de la ballena gris (Eschrichtius robustus, Lilljeborg, 1861): una ventana a la dinámica interna de los ecosistemas
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Fecha
2004Autor
Caraveo Patiño, Javier
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Mostrar el registro completo del ítemResumen
La propuesta que los ácidos grasos esenciales están intrincablemente unidos con procesos bioquímicos y fisiológicos claves, y que son una propiedad integral de la función de los ecosistemas, sugieren reinterpretar la dinámica de las especies desde una perspectiva que incluya estos movimientos y el flujo de los ecosistemas como un todo. Este estudio muestra un mecanismo generativo teórico, el cual permitió inferir que el nacimiento anual de ballenas grises necesita una interacción biológica con la fauna de las lagunas de reproducción; particularmente, una conexión metabólica entre la función fisiológica de los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga [ácido araquidónico (ARA, 20:4n-6), eicosapentaenoico (EPA, 20:5n-3) y docosahexaenoico (DHA, 22:6n-3)]. El análisis de LC-PUFA en piel, grasa, y de sus presas en la laguna más sureña de reproducción y en otros puntos a lo largo de su ruta migratoria incluyendo sus principales presas en el Ártico, indicaron que la migración reproductiva esta sincronizada para proveer una adecuada conexión alimenticia entre ARA, EPA y DHA para mantener el balance en los efectos fisiológicos entre los correspondientes eicosanoides y la alta demanda de ARA y DHA durante la máxima tasa de crecimiento del cerebro. Análisis de isótopos estables permitieron corroborar la actividad alimenticia de la ballena gris tanto en las lagunas de reproducción como a lo largo del corredor migratorio. La oscilación isotópica de carbono a lo largo de la barba de un juvenil de un año de edad mostró una variación en la dieta durante el año, y no soportó la hipótesis que las ballenas grises no se alimentan mientras crían a sus ballenatos en las áreas donde pasan el invierno, por el contrario indicó que mientras las ballenas grises permanecen en las lagunas de crianza, las ballenas madres dirigen su actividad para satisfacer algún requerimiento metabólico para la reproducción y/o crianza. El análisis de los valores de δ13C en sus presas en Bahía Magdalena (la laguna de crianza más sureña) y en las biopsias de piel de adultos, sugirieron que las ballenas estaban probablemente alimentadas de las presas de esta laguna. Adicionales análisis con δ13C y δ15N en barbas de cinco individuos, mostraron que solo la ballena de un año de edad reflejó la presa del ártico asumida como principal. Se encontró también que la tasa de crecimiento de las barbas de este juvenil en los últimos 5 meses de su vida fue equivalente a la tasa calculada para una cría rehabilitada en cautiverio. Esta información permitió asumir que la tasa de crecimiento de las barbas para adultos fue la misma, que los registros isotópicos en las barbas sólo registraron alrededor de un año de información, y que el tiempo de formación del valor más bajo de δ15N a lo largo de las barbas correspondió a otoño (lo cual representó el fin del periodo de hyperfagia). Los análisis de isótopos estables para la ballena gris indicaron que en invierno las ballenas grises experimentan una escasez de alimento, y su distribución cambia a lo largo del corredor migratorio. Sin embargo, una pregunta debe ser respondida para entender la dinámica de esta especie en el ecosistema: ¿el suplemento de alimento de la ballena gris (o de una especie dada) depende sólo del monto total de la biomasa o la composición cualitativa del alimento tiene cierto significado? Este estudio corroboró que la función fisiológica de los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga está intrincablemente unida con la respuesta.