"Baja California Sur es un estado de marcados contrastes. La riqueza de sus mares frente a lo hostil de sus montañas, la calma y tranquilidad del litoral oriental en el golfo de California y el mar enfurecido del poniente. Pero nada marca más estos contrastes que sus portentosos oasis. Erupción de vida entre cañadas agrestes, feracidad ante la aridez de sus desfiladeros, que los primeros cronistas definieron como "agrios y precipitados". Son estos lunares verdes lo que mejor define a este territorio y a sus habitantes. Sin los oasis otro sería el sudcaliforniano, otro su carácter y cultura, otra su historia. La población originaria de Baja California Sur ha aprendido a vivir en estos sitios sin lastimar en demasía sus frágiles equilibrios. De sus campos obtienen no sólo alimentos, también materiales para construcción, medicinas y más. Pero quienes poblamos este Estado no somos todos originarios de él, un número cada día mayor de inmigrantes llegamos a este territorio generoso y no todos sabemos convivir con un medio natural que parece avaro y quizás por eso nos apresuramos en explotar sus recursos sin atender a sus prolongados tiempos de recuperación. Muchos oasis están severamente lastimados, otros están amenazados y pareciera que sólo convocan nuestra atención cuando el daño es ya evidente e irreparable. El crecimiento de las poblaciones vecinas, la extracción de agua en volúmenes cada vez mayores de los veneros que alimentan sus manantiales, los cambios en las prácticas productivas, nuevos y más demandantes cultivos, la ganadería extensiva, la extracción de palma y carrizo, la introducción de peces extranjeros que ha llevado al borde de la extinción a las especies nativas y, en fin, el olvido y la incuria ponen en peligro este valioso capital natural de nuestra comunidad. Ante este severo diagnóstico pareciera que la única alternativa fuera la de retiramos de estos espacios y cercarlos con alambradas infranqueables. Pero los trabajos aquí presentados nos aconsejan otro camino para garantizar a las generaciones por venir que los oasis sudcalifonianos estarán ahí: aprovechar su oferta de recursos y hacer uso de ellos con la mesura y la sabiduría de los pobladores de esta mitad austral de la Península de la Baja California. Y si a esta añeja sabiduría sumamos los conocimientos modernos, podremos pensar en que estos afloramientos de agua dulce pueden ser nuevamente fuente de bienestar Y riqueza para quienes habitan en su vecindad..."